¿Cuántas veces has tenido una “idea de un millón de dólares”… para la que te faltan algunos miles de esos billetes verdes que puedan convertirla en realidad? O quizás no se te haya ocurrido, pero estuviste cerca de alguien que lo imaginó y te habría gustado ser el financista de ese prometedor proyecto. Para hacer posible todo esto, fue creada Capitalia.
Es así como nace en 2008 como una iniciativa de Creame, la incubadora colombiana de empresas, uniéndose la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia y el Fondo de Garantías, con el objetivo de desarrollar modelos alternativos de financiamiento y ayudar a la pequeña y mediana empresa a crecer. Jorge Montoya, su gerente general, nos contó cómo funciona.
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“Tenemos tres líneas de negocio. Una es Ángeles inversionistas, orientada a brindar servicios financieros a compañías con menos de 4 años de constituidas. Otra es de Negocios Estructurados, donde se ofrecen servicios personalizados de banca y gestión financiera para compañías pequeñas y medianas. Y la tercera línea es Vehículos Financieros donde Capitalia actúa como sociedad gestora de fondos de capital privado para movilizarlos hacia pymes”, explica.
Asimismo, aclara que Capitalia trabaja en diversos ámbitos. El primero es la preparación de emprendedores en la búsqueda de capital, porque “una de las dificultades que tenemos en nuestros países es que los emprendedores no están suficientemente preparados para sentarse en una mesa con un inversionista y plantear cuál es la oportunidad de inversión, aunque sean muy buenos hablando de su producto, servicio o modelo de negocio”, comenta.
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El segundo es formar inversionistas para que crean en la fiabilidad de invertir constantemente en compañías de reciente creación. “En Latinoamérica, se cuentan con muy pocos emprendedores ‘seriales’, porque cuando se hacen exitosos, cultivan su patrimonio en sectores tradicionales, antes de invertir en empresas emergentes”, dice Montoya, tras enfatizar que es una práctica más común en economías europeas y por ello, buscan implementarla en Colombia.
En tercer lugar, Capitalia también se ocupa de diseñar estrategias para que tanto quienes necesiten capital como quienes quieren invertir, se encuentren y se involucren en procesos de inversión. “El emprendedor escucha que existe dinero pero no sabe dónde buscarlo; y el inversionista sabe que hay oportunidades pero tampoco sabe cómo hallarlas. Entonces, trabajamos para que se logre la conexión adecuada y genere un ganar-ganar para ambos”, precisa el economista.
“Una de las debilidades más grandes de los emprendedores está en su formación financiera, porque desconocen no sólo los conceptos y las herramientas que pueden hacer más atractivos sus negocios ante los inversionistas, sino la propia gestión de su negocio” y es un área a la que también se dedica esta iniciativa, para contar con emprendedores mejor preparados en este tema clave para sus startups.
Montoya refiere que en Colombia, el desarrollo de una política e institucionalidad en el ámbito del emprendimiento ocurre a partir de 1996 con el surgimiento de las incubadoras de empresas, innovación y nuevos negocios. Pero fue en 2007 cuando se incorporaron las estructuras de financiamiento a nuevas compañías, que permitieran invertir capital privado hacia esta actividad económica emergente.
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“Capitalia nace como respuesta a que el eslabón más débil era contar con estructuras financieras que les apoyaran, generando una cultura que entienda mejor la importancia de movilizar capitales hacia las nuevas dinámicas empresariales, para que la gente domine conceptos como capital de riesgo, redes de ángeles inversionistas, herramientas de banca de inversión a un nuevo segmento de mercado o desarrollo de vehículos alternativos de financiamiento” añade.
Es así como se creó la primera red formal de Ángeles Inversionistas en Colombia y fue pionera en la concepción del primer Fondo de Capital Semilla, ecosistemas con los que se busca cerrar las brechas entre emprendedores e inversionistas para acceder a capital inteligente y que el crecimiento de las pymes se consolide en el país, para que además sirva de ejemplo a sus vecinos de la región sobre cómo enseñar a volar a los soñadores que ya extendieron sus alas y tienen una idea para elevar hasta el cielo.